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Oviedo tendrá una ‘Universidad gastronómica’

por Nacho G. Pandavenes (La Voz de Asturias)

El proyecto de la Escuela de Hostelería, paralizado durante los últimos años, ha despertado y lo ha hecho por todo lo alto. La Cámara de Comercio de Oviedo ha cogido el toro por los cuernos y ha convertido una sencilla escuela de gestores, cocineros y camareros en toda una ‘universidad gastronómica' cuyos aspectos definitorios serán la innovación y el desarrollo.

Las instalaciones podrían estar abiertas esta primavera, si se cumplen los plazos previstos, con el nombre de Centro de Innovación y Desarrollo de Hostelería de Asturias. Pero realmente va más allá de lo que da a entender ese enunciado. La ‘universidad gastronómica' se ha concebido como un centro multidisciplinar. Por una parte, las instalaciones están diseñadas para acoger una escuela de hostelería al uso, pero también una de hotelería, de turismo o incluso de agroalimentación. Por otra parte, y esto es lo más importante del proyecto, el centro será un referente del uso de las nuevas tecnologías, la investigación, el desarrollo y las relaciones internacionales.

El padre de la criatura El artífice de esta idea es el director de la Cámara de Comercio de Oviedo, Pedro Rodríguez, a quien le llegó como un encargo cuando aterrizó en el ente y luego él lo convirtió en un reto personal. Rodríguez acaba de conseguir los fondos necesarios para terminar las instalaciones. Se trata de dos partidas de 750.000 euros cada una que permitirán equipar totalmente el edificio, obra el arquitecto Constantino de la Riva.

Pero volviendo al proyecto. Uno de los aspectos más interesantes del mismo es la inclusión en el mundo hostelero, que abarca desde hoteles a restaurantes pasando por todo lo relacionado con el turismo, al sector de la agroalimentación. Esto significa que la ‘universidad gastronómica' abarcará todos los ámbitos del proceso, partiendo de la producción y del paso del producto por los intermediarios hasta su comercialización final, incluida la publicidad o su explotación como atractivo turístico.

"Asturias tiene unos productos de una calidad excepcional que debemos poner en valor y potenciar su producción y su consumo, ese es el punto de partida", resume Rodríguez. Cuando empezó a estudiar el proyecto, el director de la Cámara se encontró que uno de los problemas del sector en Asturias era la falta de entendimiento entre las partes. "El fabricante de quesos ofrecía un producto que, a lo mejor por ser demasiado grande, no tenía salida en los supermercados ni en los restaurantes, donde demandaban cosas más pequeñas o con una presentación diferente", explica Rodríguez. Pues bien, una de las asignaturas que se podrán aprender en esta ‘universidad' es cómo arreglar eso. "El objetivo es que el sector primario coja fuerza y los productos asturianos se conviertan en la estrella de nuestra gastronomía y de nuestra investigación", insiste. Y añade: "Eso sí, sin desmerecer otras cosas porque, si algo caracterizará a este centro es que estará abierto a todo".

El propio diseño de las instalaciones lo deja muy claro. Las cocinas han sido planteadas como laboratorios en los que se podrá investigar y se dispondrá de un gran taller de experimentación que también será sala de conferencias y servirá para ofrecer clases magistrales. La Cámara quiere que los grandes cocineros del momento puedan, llegado el caso, pasarse por las instalaciones y compartir sus genialidades con los usuarios del centro o ayudarles a desarrollar platos y productos. Y aquí radica precisamente el aspecto diferenciador de estas instalaciones.

Una visión internacional La Cámara de Comercio ya tiene acuerdos con la Universidad de Ciencias Gastronómicas de Bra (Italia), la más importante del mundo en su categoría, y la de Lausanne (Suiza), una de las principales escuelas internacionales de grandes cocineros. Ambas son exponentes del movimiento Slow Food, nacido para contrarrestar la Fast Food (comida rápida) y para impedir la desaparición de las gastronomías tradicionales, lo que interesa mucho en Asturias debido a la importancia que pretende darse al producto autóctono.

Además, la Cámara continúa sumando apoyos y mantiene relaciones con otras facultades ubicadas en Francia o en Italia. Representantes de estos centros y de las universidades suiza e italiana han visitado ya Oviedo y las instalaciones de Olloniego y han mostrado su conformidad en formar parte de una red de intercambios. "Lo que interesa en Bra o en Lausanne es que nos convirtamos en su cantera, que la gente empiece aquí y, cuando se plantee qué hacer después, vean estas universidades como los centros idóneos para desarrollar su especialidad", explica Rodríguez.

En conclusión, Olloniego formará parte de una red integrada por las universidades gastronómicas más importantes de Europa y pondría su granito de arena en dos aspectos. El primero como centro de investigación y el segundo como cantera de esas facultades.

Para estar a la altura en innovación y desarrollo, el centro de Olloniego potenciará esos aspectos sobremanera hasta convertirlos en los pilares del proyecto. Con este fin, las instalaciones contarán con un área en el segundo piso, aparte de los laboratorios gastronómicos o los talleres de experimentación de la primera planta, que se llamará el Observatorio de la Innovación y que se dedicará exclusivamente a sondear el mundo entero en busca de novedades culinarias y a buscar financiación para poder repetirlas en Olloniego o, en base a ellas, dar un paso más y crear, ya en las aulas-taller, otros conceptos diferentes. Es decir, una parte de la ‘universidad' se destinará íntegramente a la investigación pura y dura.

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