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La filosofía de comer por colores

En Barcelona, ya hay restaurantes que ofrecen menús de colores para que la alimentación resulte más atractiva al apetito. Uno de ellos es el restaurante Semproniana, a cargo de la chef catalana Ada Parellada, quien dentro de la denominada Nouvelle Cuisine experimenta con los valores cromáticos de los alimentos creando menús que resultan mucho más atractivos a la vista, y por tanto, al apetito. Para ello, se crean platos que combinan ingredientes del mismo tono de color pero que guardan un equilibrio para el paladar y sin que este se resienta.

Curiosamente, por su parte, la Asociación de Dietistas y Nutricionistas de España ha impulsado un estudio -en colaboración con Unilever- que revela cómo la variedad de colores de la alimentación puede llegar a tener tendencias diversas en función de las diferentes regiones.

De esta forma, se desprende que el País Vasco es la zona de España donde predomina el color blanco (gracias al consumo habitual de espárragos y champiñones), mientras que en Cataluña lo es el naranja, y en Madrid se come en verde y en blanco (ajos, cebollas y espárragos trigueros). Andalucía es la comunidad que mayor riqueza cromática tiene en su dieta (con un predominio del rojo-tomates y sandías-). Y es que en su mayoría, la dieta de los españoles es verde (más de un 20%), le sigue el blanco, el rojo, el amarillo y el naranja (con un 15%).

Experimentar con los colores de los alimentos es una manera de disfrutar de una dieta más sana y una forma divertida de despertar los sentidos: gracias a platos con alimentos blancos se consiguen niveles ricos en potasio y alicina; y los naranja, en betacaroteno, vitamina C, potasio y ácido fólico. Por su parte, los alimentos rojos mejoran la salud cardiovascular y del sistema urinario; y los violeta se convierten en potentes antioxidantes.

Comer por colores es una forma amena de disfrutar de la gastronomía.

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