NoticiasLoiolatarra aprueba los nuevos estatutos que regirán la sociedad en el nuevo localEl cambio de sede podría producirse después de verano Castillo-Etxeberria: Campeones, en el frontón de Loiola. Año 1946 Pocas sociedades habrán cambiado tanto de local. En 1926 se trasladó a la Casa Semperena y tres años más tarde al bar Ongi Etorri. En vísperas de la guerra civil (año 1935) se instaló en lo que sería hasta fecha reciente su sede social, en los bajos de la casa Mendiburunea, adquirida en propiedad en 1957 bajo la presidencia de César Benito Iradier. Loiolatarra compaginó el objetivo de servir de lugar de esparcimiento y encuentro con el de el apoyo a determinadas especialidades deportivas, en especial la pelota. Sus practicantes se forjaban en el Arkupe, un frontón irregular y descubierto que les dotaba de una especialidad habilidad en el juego. Los más destacados nombres fueron Epelde, Inciarte y sobre todo Ignacio Echarri (mano), Enrique Abril e Ignacio Londaiz (pala), Luis Guridi (cesta punta) y los hermanos Arrieta (remonte), todos ellos entre 1935 y 1950, los años de oro en el club. Escudo de la Sociedad Loiolatarra Otras modalidades deportivas promocionadas desde Loiolatarra fueron el balonmano y el fútbol, con equipos que en los años cincuenta compitieron a un alto nivel. Desde su fundación, Loiolatarra organizó las fiestas de San Ignacio. En 1981, se constituyó una Comisión abierta, más amplia, a la que se incorporó la Sociedad. En la década 1960 participaba en las Fiestas de Primavera donostiarras preparando vistosas comparsas y carrozas. En 1955 salió por vez primera en la Tamborrada. En este tiempo se produce el desarrollo espectacular del barrio, que pasa de trescientos habitantes de 1940 a cinco mil en la actualidad. Buenos cocineros ha habido muchos en Loiolatarra. Por ejemplo Josetxo Amunarriz, Pablo San Martín, Ignacio Pomar, Ramón Díaz o Dioni Huegun. |
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